La Revolución de la Croqueta.
- Chucho del Chucho

- 20 feb 2024
- 2 Min. de lectura

En la apacible tierra de Cocolandia, un país donde las croquetas eran el alimento principal y la tradición más arraigada, se gestaba una revolución silenciosa. En medio de este ambiente, nació Umberta, una croqueta explosiva que desconocía su destino y los poderes que heredaba del Gran Maestro Croquetero.
Cocolandia estaba bajo el yugo de un dictador despiadado llamado Compañero Canelón, Primer Singaón en Jefe, Secretario General del Moco Supremo. Este tirano se hacía valer de una Constitución populista pero opresora, que mantenía al pueblo bajo su control con puño de hierro.
Umberta creció ajena a su destino, pero conforme pasaban los años, comenzó a experimentar extrañas sensaciones. En su interior, sentía un poder latente que la impulsaba a desafiar al régimen opresor. Con el tiempo, descubrió que era capaz de generar explosiones croquetivas, un poder que podría ser la clave para derrocar al dictador.
Decidida a liberar a su pueblo, Umberta comenzó a movilizarse en secreto, buscando aliados entre los croquetanos descontentos con el régimen de Canelón. Poco a poco, fue ganando seguidores, personas cansadas de vivir bajo el yugo de la opresión.
Con valentía y determinación, Umberta lideró la insurrección popular. Las calles de Cocolandia se convirtieron en un campo de batalla, donde los croquetanos luchaban por su libertad. A pesar de la ferocidad de las fuerzas del dictador, el pueblo se mantenía firme en su lucha por un futuro mejor.
Tras varios días de intensos enfrentamientos, finalmente llegó el momento decisivo. Umberta y sus seguidores lograron entrar al Palacio de Croquetas, donde el tirano se refugiaba junto a su esposa Doña Grasa. Ante la mirada del pueblo, el dictador suplicó llorando por su vida, pero el pueblo no olvidaba los males que había causado.
Con justicia y determinación, el pueblo croquetano sentenció al tirano a un castigo merecido por sus crímenes. La Revolución de la Croqueta había triunfado, y Cocolandia se encaminaba hacia un nuevo futuro de libertad y justicia para todos.
La enseñanza quedaba clara: nunca más permitirían que el capricho de unos pocos o de uno solo gobernara sobre sus vidas. La fuerza del pueblo unido era más poderosa que cualquier dictador, y juntos podían construir un mundo mejor para las generaciones venideras.
.png)










Don Carlos de Cervantes .Final Feliz.