#YoTambiénMeErizo

En la tierra del sol y el azúcar,

donde el aire huele a opresión,

donde el poder dicta su canción,

surge un dicho que a muchos hace erizar.

"Me erizo", dicen con fervor,

los aduladores del gran señor,

cuando Díaz Canel llega al rincón,

de la isla que ansía su amor.

Con sonrisas falsas y gestos de adulación,

se acercan los cortesanos con devoción,

a mostrarle al líder su leal admiración,

mientras la realidad ocultan con disimulación.

Pero bajo el velo de esa frase repetida,

se esconde el cinismo y la hipocresía encendida,

pues ¿qué logra un pueblo con elogio vacío,

mientras la voz del disidente es un grito perdido?

"Me erizo", proclaman con ferviente empeño,

mientras la libertad se desvanece en el ensueño,

y el país se sume en un letargo profundo,

mientras el poder se aferra con puño iracundo.

Así, entre risas forzadas y halagos sin sentido,

se esconde la realidad de un pueblo oprimido,

donde el sarcasmo y la sátira son la única vía,

para enfrentar la injusticia y la tiranía.

Entonces, que resuene en cada rincón,

el poema de un pueblo que clama libertad,

que se eriza no por adulación,

sino por el deseo de una nueva realidad.